La hoja del cuchillo acariciaba su piel, no había sido consciente del peligro que le acechaba hasta hacía muy poco y se había percatado de ello transversalmente, casi por error, la mano que sujetaba firmemente el cuchillo creía estar aún en la sombra, pero la hoja ya había rozado su piel y el veneno se extendía por todo su cuerpo, era un dolor inhumano, inaguantable, insostenible… y no atinaba a recuperar su cuchillo.
No iba a morir, pero quedaría cicatriz, maldijo el día en él que entregó su cuchillo.
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Amor, cuchillos...
ResponderEliminarme suena xD
pero ahora mismo no hay heridas... creo xD no?
vaya... me gusta tu blog.
ResponderEliminarbueno... ya sabes mi opinion ^^
ResponderEliminarespero que todo vaya bien... iba a volver a leermelo.. pero al final decidi no hacerlo, lo encuentro muy triste.
sigue escribiendo
duele
ResponderEliminar:'(
...
x cierto esos versos d calderón q m comentast m encantan