domingo, 29 de mayo de 2011

Utopías

Y el lugar se llena de “rojo” con la muy noble pretensión de arreglar el mundo, labor encomiable con la ligera pega de que cada sabio a su doctrina y cada ignorante a su micrófono, con unidad relativa y protestas sin solución, fiándose todos de la palabra de cualquiera y de las imágenes que apelan a lo emotivo y no a lo real. (No me imagino a veinte policías lanzándose encima de un tipo en silla de ruedas que no hacía nada, siento ser tan ingenuo).

Seguimos al rebaño y nos juntamos en las plazas y al lado de las reivindicaciones factibles y deseables como cambio en el sistema electoral para igualar los votos o verdadera separación de poderes, así como la verdadera condena de la corrupción política, aparecen individuos reclamando el derecho a una vivienda (oye, que si las regalan yo también eh…), que los políticos no reciban dinero público (démosles capital privado, así fijo que eliminamos la corrupción) y los que no se contentan con esto exigen la inmediata nacionalización de la banca (pongamos un ejemplo de país con la banca nacionalizada… esto… Cuba, no tengo más que añadir en este aspecto), mientras que los tuentis se pueblan de fotos con gente humillando a la policía (el problema, salvo excepciones, no son ellos).
Eso por parte del pueblo, luego tenemos a los políticos como Puig que, para incentivar las acampadas que quieren eliminar la emprende a palos con ellos, con motivo de que no se junten con los borregos del fútbol, lo cual es entendible visto lo visto, pero oye, que los palos en el mundo civilizado desaparecieron hace mucho, lo llaman diálogo. Esto se traduce en un aumento de simpatizantes y de fuerza de los acampados. A todo esto los políticos dan la espalda, ya no necesitan comprar voto, ahora como si se matan.

Cabe aclarar, que todo lo anterior no va en detrimento de los ya afamados acampados e indignados pues como dije me parece una muy noble y encomiable tarea y que era hora de que la juventud de este país se moviera, pero sin embargo, me veo obligado también a mostrarme contrario a la gente que está ahí por estar y a la ya quasi-leyenda urbana de los mossos de escuadra abalanzándose como japoneses sobre el minusválido.
Y aquí está mi opinión pormenorizada sobre la situación actual que escribo por ciertos comentarios incendiarios.

1 comentario:

  1. Si las cosas siguen así, no me quiero imaginar cómo acabaremos. Espero no estar aquí cuando ocurra algo realmente malo en este país...

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