domingo, 28 de octubre de 2012

Después de la lobotomía

Fue con el picador de hielos más suave a los sentidos que jamás conocí.

No hay ningún ruido, la ciudad aún duerme. Todo esta bañado por esa luz diáfana del amanecer. El aire es puro, refresca la mente y estimula los sentidos. Dejas atrás la ciudad y caminas por la arena. El mar esta en calma y ves el reflejo de las olas mecerse en esas pupilas. He aquí el amanecer de los nuevos axiomas que han nacido tras la nueva etapa de lobotomías.