Fue con el picador de hielos más suave a los sentidos que jamás conocí.
No hay ningún ruido, la ciudad aún duerme. Todo esta bañado por esa luz diáfana del amanecer. El aire es puro, refresca la mente y estimula los sentidos. Dejas atrás la ciudad y caminas por la arena. El mar esta en calma y ves el reflejo de las olas mecerse en esas pupilas. He aquí el amanecer de los nuevos axiomas que han nacido tras la nueva etapa de lobotomías.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario