"Hemos construido un sistema que nos persuade a gastar dinero que no tenemos en cosas que no necesitamos para crear impresiones que no durarán en personas que no nos importan."
Un simple vistazo general sirve para echar por tierra el ideal del mundo moderno sobre la felicidad. Desde que nacemos, somos aleccionados con unas determinadas pautas sobre conducta y adecuación al medio que vamos afinando con los años. Una serie de patrones que en teoría nos alientan a ser felices. Así, aspiramos a conseguir una familia, un poder adquisitivo, un reconocimiento y un prestigio social, una casa… Y la ausencia de esto conducirá a la infelicidad, pero peor aún será ostentarlo porque desembocará también en infelicidad, o por no tener aspiraciones o porque una vez alcanzado el objetivo se querrá más y se volverá a repetir el círculo indefinidamente.
Por otro lado, la propia gente con la que convives no quiere que seas feliz, tú mismo no quieres ser feliz. ¿Qué pasa cuando somos infelices? Todos se preocupan y nos hacen mucho más caso, nos sentimos queridos, pero, ¿qué pasa si somos felices? El resto sentirá envidia de esa felicidad, para el ego humano es mucho más sencillo ayudar a los que no lo son que aceptar que alguien esta en un estado por encima de él. Es más fácil ayudar y sentirse útil que envidiar a alguien y a su vez, para ese alguien es más fácil no ser envidiado en aras de sentirse querido.
Así es que, ese concepto abstracto y politizado que la sociedad coloca en un altar, no es sino una burla hacia lo que en realidad hace referencia el término.
domingo, 25 de diciembre de 2011
sábado, 10 de diciembre de 2011
Opio del pueblo
Todo el país centrará su atención en un acontecimiento para nada único y con precedentes. Durante unas horas los cerebros dejarán de funcionar y de preocuparse por nada ajeno dicho evento. La realidad quedará al margen de las mentes difuminada en la periferia de la esfera, demasiado poco nítida como para entenderla. Algunos incluso volverán a los primeros pasos del hombre, retornarán a las formas de imponerse más primitivas solo por los fallos o aciertos de una gente que ni saben quiénes son ni tendrán el más mínimo interés en saberlo. Y mientras que los unos idolatran a los otros, a los idolatrados no les importará si los primeros pueden si quiera alimentarse, ellos tienen sus millones, sus casas, sus coches, sus fiestas, su ignorancia… Y el resto, el resto tiene hipotecas, horas de trabajo y paro.
Disfruta, pueblo, de tu opio, pero no te manifiestes en contra o te lamentes luego de la desigualdad del mundo, porque es algo de lo que solo tú serás culpable.
Una vez me dijeron que mi vida era triste por pensar así y que ojalá viviera debajo de un puente, pero lo siento, estoy orgulloso de pensar así.
Si al descubrir la cura contra el cáncer el grito de alegría fuera comparable al que se produce cuando se mete un gol, la humanidad tendría salvación. Pero no. El partido de hoy genera mucha más expectación y emoción contenida en la población de lo que hará nunca salvar vidas. Y esta, esta es la sociedad del bienestar en la que vivimos.
Disfruta, pueblo, de tu opio, pero no te manifiestes en contra o te lamentes luego de la desigualdad del mundo, porque es algo de lo que solo tú serás culpable.
Una vez me dijeron que mi vida era triste por pensar así y que ojalá viviera debajo de un puente, pero lo siento, estoy orgulloso de pensar así.
Si al descubrir la cura contra el cáncer el grito de alegría fuera comparable al que se produce cuando se mete un gol, la humanidad tendría salvación. Pero no. El partido de hoy genera mucha más expectación y emoción contenida en la población de lo que hará nunca salvar vidas. Y esta, esta es la sociedad del bienestar en la que vivimos.
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