No matter how beautiful the ground is...
¿Sabes? No es como si las ciudades cambiaran a la gente.
Cuando llegas, tu nuevo hogar te esta esperando detrás de la valla blanca y
parece que va a ser fácil hacer que las flores vuelvan a crecer. Las casas de
los vecinos estan radiantes bajo el cálido sol de agosto. El interior es fácil
de redecorar, tienes todos tus recuerdos para tapizar las claras paredes. Das
una vuelta, el cielo parece el mismo, las olas siguen rompiendo en la arena
como siempre han hecho, el susurro del mar no ha cambiado. Pero sabes que todo
es artificial, que no puedes quedarte, algo en las espléndidas fachadas hace
crecer la sombra de la incertidumbre que te dice que aún tienes todo por
perder, pero ella parece tan contenta…
Cuando pasa el tiempo ya no importa si vuelves, nada ha
cambiado, pero todo es diferente. Al final parece que esta dicotomía se repite allá a donde te
mueves, es por eso que las ciudades sí cambian a la gente y, a veces, se hace
imposible volver.
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