jueves, 19 de abril de 2012

As you know, forever and always was always too much time

Todos habían ascendido sin problema por la cuerda hasta el corredor, ahora era su turno. Subió sin problemas y dejó atrás al enmascarado que les venía siguiendo. Corrieron por los pasillos sin detenerse, disfrutando de la sensación de altitud hasta llegar a una gran sala donde el anciano les esperaba. Tras una breve explicación que ninguno recordó todos fueron lanzados a la mente del anciano. Estaba en un avión. Sobrevolaba algún lugar que identificó como sureño por las islas que salpicaban el océano allí abajo. Un segundo barrido le permitió distinguir una puerta que no parecía pertenecer a la nave. Mientras trataba de asimilar la situación el piloto soltó los mandos a lo que el avión respondió orientando su morro hacia una de las islas. Al girarse el piloto se reveló como el encapuchado que les había estado persiguiendo, en ese momento sabía que tenía que alcanzar los mandos para evitar una catástrofe aérea, pero también sabía que ese desconocido no se lo iba a poner fácil. Forcejearon y al no lograr alcanzar los mandos, a apenas unos 100 metros del suelo se lanzó a la puerta y la atravesó cerrándola tras de sí. Cuando despertó estaba paseando por una de las principales avenidas de su ciudad con alguien que conocía, pero no lograba recordar quién era. Estaban manteniendo una conversación despreocupada, pero mientras tanto no podía dejar de notar algo extraño en el ambiente, diferente, conocía bien esa zona. Las calles estaban vacías y las bañaba una luz oscura a pesar de que no era de noche. Se pararon frente a un cajero donde un mendigo que dormía se revolvió ligeramente en sueños. Su amiga sonreía. La puerta blanca había vuelto a aparecer y una fuerza superior le hizo ir hasta ella y cruzarla una vez más. Sin que le diera tiempo a distinguir donde estaba todo se movió, sonó un fuerte ruido y todo quedó en silencio. Al avión acababa de estrellarse en la isla y el estaba entre los restos, ileso. Al dirigir la vista en derredor se dio cuenta de que la persona de la máscara estaba colocando una serie de balizas que desprendían un color rojo por el extremo superior alrededor del cráter. Algunas de las personas que le habían acompañado al principio a subir al corredor también estaban allí y una vez más supo lo que tenía que hacer, por lo que se lanzó a arrancar las balizas del suelo. Sus compañeros le ayudaron y finalmente el enmascarado se alejó. Antes de que tuvieran tiempo de limpiar por completo la zona todo se apagó. Estaban en una ciudad por encima de las nubes, la mansión pertenecía a una de las personas que conformaban el grupo inicial. Encontrar su habitación fue difícil, antes entró por error en otra que ya estaba ocupada. Mientras recorría la mansión se dio cuenta de que ya había estado allí varias veces ese mismo día, pero no atinaba a recordar exactamente cuándo ni por qué. Tras algunas conversaciones superfluas logró encontrar su habitación que estaban en lo más alto del ala principal de la casa. Una vez todos estuvieron acomodados salieron por la ciudad. En el transcurso de la noche su anfitriona desapareció con un desconocido y el resto se las tuvo que arreglar para volver a la mansión. Una vez se acostó fue incapaz de dormir por lo que, tras rodar de un lado a otro de la cama, decidió bajar. No necesitó hacer uso de la puerta ya que la habitación estaba conectada a las salas inferiores por la zona cercana a las cristaleras que carecía de suelo. Voló ligeramente hasta posarse en el piso inferior y allí se encontró con quien hacía tiempo había definido como “heraldo enamorado”. El personajillo volvió a advertirle, pero una vez más no logró el efecto deseado. Una vez los temas de conversación se acabaron decidió volver a su habitación por lo que empezó a ascender, no obstante había algo que no estaba la última vez. Allí estaba la anfitriona revoloteando con sus alas de hada junto al tipo desconocido. Sabiendo que era un momento íntimo regresó abajo y una persona bastante cercana le procuró otro lugar para dormir. Extrañas pesadillas asaltaron sus sueños el resto de la noche y cuando finalmente los fantasmas del pasado dejaron de entrar y salir de su mente, amaneció. Regreso a su habitación para comprobar si ya no estaba ocupada, pero se encontró con algo que no esperaba. Ella estaba en la cama, sin alas y presentaba un color grisáceo mientras el desconocido estaba de pie junto a ella sonriendo, pero ya no era el mismo, ahora él era el que tenía alas y una mayor energía. En realidad les había engañado. En ese momento entendió todo, pero ya era demasiado tarde.

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