lunes, 31 de marzo de 2014
Su glauca mirada
Sólo sus besos supieron borrar,
lo que otros tanto tardaron en enamorar.
No fueron las cerúleas aguas de la charca, tampoco los
flamígeros torrentes de tinta o su impertinente indiferencia. No hicieron falta
más casas metafóricas que, derruidas por inocentes manos, salvaguardasen las
cenizas que nos quedasen. Lejos nos quedaron ya los espadachines y su errática
mecánica, oxidados por el paso del tiempo nuestros paseos, nuestras no verdades
y sus coléricos embates.
Al final fueron la arena, la butaca equivocada, la taza de
té y el cómodo sofá desvencijado.
Se cierra el telón.
lunes, 24 de febrero de 2014
Funambulistas
El azar, ese caprichoso desatino del destino capaz de crear
unos seres tan maravillosos en sí mismos que se convierten en el paraíso.
Escasos, ocultos entre la multitud y a la vez tan lejos de esta que apenas sí
podrían soñar con tocarlos. Ellos son únicos en su especie, iguales entre sí de
la misma forma que son dicotómicamente lo opuesto a cada uno de sus semejantes,
con un corazón más valioso que cualquier tesoro que pueda añorarse encontrar,
demostrando que, aún sola, una llama puede arder.
Las simples gentes, cautivadas por tan misterioso mundo, no
tardan en anhelar la posesión de tales seres que, alegre y sinceramente, no
dudan en renunciar a todo lo que significan para fundirse con lo que creen sin
reserva alguna que es amor. Se despojan así de su titánica presencia,
sacrifican su espíritu volátil para integrarse en la quietud de la tierra que
les rodea, sin percibir que dicha calma exuda el olor de la decadencia,
creyendo firmemente en la bondad de sus captores.
Siempre tratan de romper los grises dogmas establecidos, dar
la chispa que hace de su propia existencia un lugar en el estricto sentido de
la palabra como una extensión de su propio cuerpo. Es entonces cuando surge el
rechazo, cuando el amor se revela en posesión y cada uno de los pasos va encaminado
a encerrarlos en una pequeña botella donde verlos brillar, olvidando que
cualquier fuego necesita oxígeno para respirar, convirtiéndolos, corazones
cobardes, en un estercolero de sus propios miedos. Finalmente, aquejados y
desesperanzados, abandonan su prisión una vez que la costumbre tumba los
barrotes que nunca los retuvieron y vagan por los caminos, solos, añorando su
antiguo mundo, sin entender por qué los señalan y desdeñan con ludibrio antes
casi de poder hablar. En tan luengo camino se tratan de ancorar en el arrullo
del mar, en los árboles partidos por el rayo, en los ecos de algún lejano
cantar.
Y al concluir el día se dan cuenta de que la historia que
pretendían escribir se ha convertido en un palimpsesto que solo unos pocos
podrán entender, aceptando que aquello cuanto ardió no son más que unas cenizas
que, guardadas en el baúl de los recuerdos, esperarán a ser sopladas de nuevo.
Por supuesto que aún se les puede encontrar, en el alto de
algún camino, con un viejo candil, que nadie sabe si pretende atraer a algún
curioso deseoso de escuchar historias en las que ya nadie cree o si tan solo
pretenden ahuyentar a las gentes que les condenaron a vagar. Allí estarán,
sentados, irónicamente felices, susurrando leyendas mientras contemplan las
bondades de las hogueras sin fuego.
viernes, 31 de enero de 2014
Verdades desagradables
A la larga es mejor arrepentirse de lo hecho que lamentar el no haberlo hecho
domingo, 29 de diciembre de 2013
Old works make sense now
The
only connection between the texts “ The Star “ and “ The Music Of The Sphere “
written by “A. Gray“ and “John Banville
“ respectively is the possesion of something material, they are two stories
completely different except for this.
We
have, on one hand, a poor boy who feels alone until he finds something that no
one in the world could own, a fallen star, although it is an object, the star
became, in some way, the relationship that he never had and he always want. On
the other hand we have an adult who has a normal life but needs something
material to feel confident. We can
distinguish between their dependece, while the boy needs the star as well as
his life because is the only thing he has, the second one can survive without
the sphere.
In
the second text the author talks about freedom, freedom when he lost his
beloved sphere, as I see it he is refering to the dependence of an object that
we do not need at all but we “can´t” live without and only when he loses it he
notice he doesn´t really need the sphere. In the first case, in my opinion the
freedom comes too when he “turn one” with the star because thats the moment
when he leave behind all of his unpleassant life. Related to that, I think
everyone should ask herself, do the thing we own own us? does they really takes
our freedoms away?
Both
texts reflects the human need of own things just to reassert theirselves in the
society and feel more confident in front of others. Historically, the needs
have been changing according to its times but they have never diappeared, since
the moment when several persons were together the desire of have more, or at
least, the same than others does exist. So, to conclude, I think we should be
carefully, because probably, the things we own, end up owning us.
miércoles, 25 de diciembre de 2013
Adalid de lo imposible
Y aquí estamos, en el colmo de las complacencias haciendo
que las cosas ocurran deprisa, más de lo que deberían. Cualquier tiempo pasado parece
mejor frente a un efímero presente de mera concupiscencia. Quizás me haga la
pregunta de hacia dónde va esto, por qué nada parece saciar este voraz apetito
de cambio y quietud, qué impulsa al deseo de esta dicotomía y qué impide
satisfacerlo. Sigo viendo esa imagen nuestra, ahora a la deriva, cada vez más
borrosa. Aunque no parece que el viento vaya a arriar las velas a nuestro
favor, la idea de seguir luchando contra el mundo suena aún demasiado
seductora.
domingo, 6 de octubre de 2013
She once believed
Siempre las encuentro en mis sueños. Todas esas cosas que
por alguna razón que se me escapa se han perdido aparecen en el exacto lugar al
que pertenecen, ese lugar donde las dejé la última vez, imperturbables al paso del
tiempo, inamovibles para todo aquel que no sea yo mismo. Algo que, bajo el
manto de Morfeo, encuentro lógico. Pero desde hace ya algún tiempo, al despertar,
cuando acudo a esos sitios en busca de lo que fuera que debiera estar ahí lo
encuentro vacío. Sé que algo ha ido mal, pero cuando intento recomponer en mi
cabeza los eventos que ocurrieron me faltan piezas del puzzle, muchas cosas no
encajan y, sin embargo, también acabo encontrando cierta lógica en esos lugares
llenos de ausencias y de palabras no dichas. Durante mucho tiempo he estado
esperado el día en el que, al despertar, todos esos huecos aparecieran llenos, en base a algún tipo de serendipia, como antes, pero creo que, poco a poco y aún no de manera completa, me he dado
cuenta de que esas oquedades no son más que recuerdos que me resisto a dejar
que sean simplemente eso, recuerdos. No sé si algún día dejaré de verlos así,
lo que sí sé es que, si algo tiene esta realidad (término que me permito la
licencia de usar en este caso) a la que llamamos vida, es, fundamentalmente, movere, del latín movimiento, del que
derivan emoción, motivación y una larga retahíla de palabras más. Y con esto
quiero decir, con florituras lingüísticas y alardes innecesarios que, lo bonito
y complicado de vivir, es que lo único que nunca cambia es que las cosas
cambian.
No siempre voy a esperar a Godot
No siempre voy a esperar a Godot
lunes, 30 de septiembre de 2013
Ein glück für mich
Me imaginé hace unos años sosteniendo esa misma imagen en mis manos, quizás bajo ese mismo árbol. Casi me parecía verme, sonriente, seguro de mi mismo, contemplando un futuro tan amplio y luminoso como aquella calle, y por un instante me pareció que no había más fantasmas allí que los de la ausencia y la pérdida, el suyo ya no estaba, y que esa luz que me sonreía era prestada y sólo valía mientras la pudiera sostener con la mirada, segundo a segundo.
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